martes, 22 de diciembre de 2009

EL REGRESO A CASA [Continúa...]

[Continuación]


En el oriente, Dios puso una casa para que el hombre habitara. Y la hizo muy bonita y espaciosa. La rodeo de yerba verde y puso ahí toda clase de animales coloridos y mansos. Además era continuamente regada por cuatro brazos de un gran rio. Cada uno de esos brazos de rio dirigía hacia algo a lo que el hombre podía acceder; riquezas, amplitud, desarrollo, proyección, etc. Sobre todo eso Dios le había dado señorío.
Había también en el centro del huerto dos árboles notables: el uno de la ciencia del bien y del mal; y el otro: el árbol de la vida.
Pero sobretodo, allí era donde la soledad nunca haría mella; donde el dolor nunca entraría; donde la escasez, los problemas, la enfermedad, el vacío, no cabían dentro de ese lugar. La muerte no tenía acceso a ese lugar, pues allí en el centro de este jardín, estaba el árbol de la vida.
Ese era la casa de Adán y Eva que Dios había diseñado para ellos, para tener comunión con ellos; para visitarlos y recrearse con ellos y en ellos; para que fueran felices y de su agrado. Dice la Biblia que Dios salía a pasearse por el jardín para conversar con el hombre.
La casa ideal: Control, amplitud, Compañía de Dios, Paz, Posibilidades infinitas de desarrollo, abundante vegetación y agua, etc.
A todo esto renunció el hombre al alejarse de la voluntad de Dios.
El hombre opto por seguir su propio camino, cada vez más lejos de Dios. Hasta que se perdió y ya no supo [ni pudo] como regresar.

viernes, 18 de diciembre de 2009

EL REGRESO A CASA

EL REGRESO A CASA


Introducción.

Desde algunos meses atrás, en los que han abundado en mi vida cristiana los errores, los desencantos, las decepciones, el dolor espiritual, la tribulación que de pronto se nos ha sobrevenido, no solo a mí, sino también a mi familia; he tenido, en mi relación con Dios, una constante en mi mente: “pronto se terminará la angustia, pronto se enjugará el llanto de nuestros ojos, pronto veremos al Gran Rey”.
A raíz de esto, le he encontrado un nuevo enfoque a las Sagradas Escrituras: El regreso a casa.
Durante mucho tiempo se le ha conocido a la Biblia como la Palabra de Dios; como la vida que Dios requiere del hombre; como la Lámpara que guía el camino del hombre hacia Dios; como el Pan que devuelve la vida al hombre muerto en sus pecados; como la Voluntad de Dios escrita, etc. Todo esto es verdad; la Biblia es todo esto y más; pero aún tiene mucho más que decirnos; mucho más que mostrarnos.
En la Guerra de los siete días, los israelitas se volcaron a las Escrituras, y encontraron allí caminos muy viejos que les permitieron llegar justo a la retaguardia de los ejércitos contrarios y de esa manera ganarles una gran ventaja. Así para nosotros hoy la Biblia tiene mucho aun que enseñarnos, mucho que mostrarnos para ganarle terreno al enemigo y vencerlo; pero eso sí, la obligación constante requerida a todos nosotros en todos estos enfoques sería: desempolvarla, obedecerla, seguirla, aplicarla en la vida para que sea lo que tiene que ser en ti y en mi para que seamos salvo. Esa es la constante que todos deberíamos notar: Las Escrituras son las que dan testimonio de Jesucristo para que creamos en él y creyendo tengamos vida eterna. Y, siendo Jesucristo el Camino por el cual se va al Padre, y sólo mediante el creer en él, regresaremos a donde está el Padre: a casa.
Este enfoque (El regreso a casa) solo lo pueden observar aquellos que han creído en el Dios Creador; y creído en él como nuestro Hacedor, como Quien nos hizo del polvo de la tierra, los que creen que Dios nos hizo y no nosotros a nosotros mismos; y que cuando nos hizo nos puso en el jardín del Edén para salir a conversar con nosotros, para tener comunión con nosotros.
Este es un enfoque romántico, pero también dramático acerca de lo que la Biblia dice. Es un enfoque que al que lo reciba, entienda y aplique le va a hacer sentir la nostalgia de lo perdido, pero también la esperanza de lo alcanzable, pues siguiendo sus instrucciones, podemos comenzar el regreso a casa, de donde nunca debimos haber salido.

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Cita Bíblica: Génesis 2:8-15
“Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates. Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase”.
Continuará.
Saludos a todos mis hermanos.

Aprovecho este espacio para saludarlos y decirles que por el momento he y han decidido que esté por un tiempo aprox. un año en la congeladora.
odo lo que se me ha venido encima, tiene una razón o una causa, y quizá la causa oficial, diste mucho de la realidad, pero he decidido someterme a Dios y dejar que Él ponga cada pieza en su lugar. Dios tiene el control de todo y a su tiempo revelará todo lo oculto.

Pero la Palabra de Dios no está presa, y aprovecharé este espacio y tiempo para ingresar algunas reflexiones acerca de esta, así que Dios les bendiga y prospere en esta Navidad y Siempre.

Saludos.

atte.
Pastor ACT

martes, 4 de diciembre de 2007

REALIZACIÓN

REALIZACIÓN

Base Bíblica: “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”

I. Que difícil carga ponen los padres sobre los hijos, cuando les exigen una vida o una carrera que ellos piensan que es lo mejor para el hijo. Cuantos casos no hemos encontrado de rebeldías extremas provocadas por esto. O en algunos casos, el hijo sólo cumple con el título y a partir de allí, se pone a hacer lo que realmente quiere.

Pero para Juan el Bautista esto no era una carga; se sabía predestinado a esto. Sabía que desde antes de la fundación del mundo había sido predestinado para ser santo y sin mancha delante de Dios y para serle útil. Sus padres le inculcaron eso; pero Dios mismo le había comisionado una tarea, y nada ni nadie le iba a impedir el cumplirla.

II. Por eso, desde cuando estaba en el vientre de Elizabeth (su madre), y al ver ésta a María, saltó de alegría, pues María esperaba al que había de ser después de Él (pero que era antes que él). Además de eso, vivió una vida apartada de los placeres y el vaivén del mundo y se consagró plenamente a esa tarea que le fue encomendada. Por eso, no se dejó llevar por las tendencias, modas y corrientes de este mundo, sino que vestía de pelo de camello y comía langostas y miel silvestre y vivía en la incomodidad.

III. Juan es el personaje eminentemente contracultura, que marca la diferencia tanto en su vida, como en su llamado: vivía y se comportaba de acuerdo a lo que tenía que hacer, para cumplir con su decisión de ser “una voz que clama en el desierto: preparad camino al Señor”, por eso se le identificaba de acuerdo a la labor que él realizaba: bautizar.
Es relativamente fácil ser minero, o albañil, o herrero, o incluso arquitecto, o aviador; pero cuando se trata de almas; de llegar hasta el nivel de compungir a las gentes de su mal actuar para que se bauticen, comprometiéndose éstos a partir de allí a cambiar sus costumbres, sus malos hábitos y su manera de vivir (dar frutos de arrepentimiento); esto sí que no es fácil. Pero a Juan se le conocía como el “Bautista”, y no por la religión que profesaba o la denominación a la que pertenecía; sino por que “salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados”.

IV. Todo esto lo hacía, sin esperar nada a cambio. Su paga era el ver como día a día se estaba avanzando hacia el momento cumbre en que hiciera su aparición Aquél quien le había enviado, por eso siempre aclaraba: “el que viene tras de mí”, ese Rey del reino de los cielos que anuncio, es tan grande que “no soy digno de llevar su calzado”.

Juan mostraba una ansiedad de verle en cada una de sus frases: Él es Quien bautizará, no como yo, sino con Espíritu Santo y fuego; de Él es la era, de él es el trigo, él los va a limpiar. Separará el trigo de la paja, y lo pondrá en su granero; Él es el Señor. Al escuchar esto, todos entendemos que su mayor anhelo es verle, es conocerle, es contemplarle, es servirle. Y lo hace con la certeza de que el Señor vendría; si no, para qué hacerlo.

V. Por eso, cuando le vio acercarse hacia él, y al ver realizados sus sueños, confirmados sus intentos y afirmados sus trabajos, exclamó: ¡He aquí el Cordero de Dios”. Fue un grito de consuelo a un pueblo al que amaba y que le había hablado de forma muy ruda. Fue un grito de gratitud por que ahora tenía sentido toda su obra; Fue un grito de descanso por que ahora premiaban su esfuerzo y su abstinencia. Fue un grito de alegría y gran gozo porque sus ojos podían constatar que su vida había tenido un propósito desde el principio y lo había cumplido, y no se arrepentía de haberla vivido. Con gusto la volvería a vivir si fuese necesario; porque con lo que veían sus ojos; su misma redención se hacía patente; sus mismos pecados tenían solución y perdón: ¡Aleluya!

Sintió la misma emoción que Simeón y Ana juntos, ya que ahora si podía morir en paz, pues ahora veía al Cordero de Dios, la provisión de Dios, la gracia y verdad de Dios impresas en Jesucristo. El Rey de ese reino que anunciaba y por el que exhortaba al arrepentimiento y conversión de las gentes. Ahora si era necesario que él menguara para que Cristo creciera, ¡que así fuera!, pues para eso había venido.

CONCLUSIÓN

1. Joven, tu que “has sido predestinado desde antes de la fundación del mundo para ser santo y sin mancha delante de Dios” y para serle útil. Y que has aceptado el reto de ese llamado y comisión que Dios te puso; ¡no endurezcas tu corazón!, ¡no dudes ni desistas! Avócate como Juan a que nada ni nadie te impida cumplir con tu cometido.

2. Conságrate de lleno a esta tarea. Tu Señor lo merece: Sus misericordias son grandes, preséntate en sacrificio vivo delante de él para que estés apto para su servicio. No te conformes a este siglo, sino preséntate en sacrificio vivo y santo delante de Dios: ¡Cumple tu ministerio! Deja a un lado el mundo y sus placeres y comodidades. Decídete a ser contracultura, a vivir de acuerdo a los ideales del cristianismo y no de acuerdo a tus propios ideales; vive siempre en espera de verle a él de nuevo. Recuerda que él viene.

3. Cumple la función que el te encargó: haz función de evangelista. Prepárale el camino al Señor, en cada corazón que sepas que está triste o enfermo, dile a las gentes ¡Arrepentíos y convertíos! Porque el Rey de Reyes viene y viene con retribución. El limpia nuestras vidas y las prepara para Su reino.

4. Sé congruente con lo que prediques, deja que tu luz brille delante de las gentes. Atrévete a ser contracultura, para que ellos al ver tus buenas obras ¡glorifiquen al Padre que está en los cielos. El lo merece: Él es tu creador y Señor. Pero hazlo también porque pronto lo verás, y cuando lo veas sentirás la recompensa de la espera, de tu vida ejemplar, de tu trabajo por él.

5. Identifícate como su siervo; porque pronto verás al Rey de Reyes y todas tus luchas y abstinencias y sacrificios, etc. se van a ver recompensados con Su venida. El viene y cuando lo veas, vas a notar como todo tiene ahora sentido, como ahora se confirma. Cuando lo veas exclamarás como Juan el Bautista: ¡He aquí el Cordero de Dios”, que quitó mi pecado y me dio la salvación. Y más, porque serás llevado por él hasta donde él está, para vivir eternamente con él en gloria.

“La verdadera realización es la que deja la satisfacción de haber cumplido con el propósito para el que fuimos hechos”

¡DIOS TE BENDIGA!

lunes, 27 de agosto de 2007

AHORA ES TIEMPO

Ahora es tiempo de definirte en lo que realmente eres: cual es tu vocación. Las circunstancias en el mundo, en la sociedad, en la generalidad, hacen necesaria dicha definición.

Pero no solo eso; sino que también la Biblia invita a los que estén firmes a que miren que no caigan; a los que son santos a que se santifiquen todavía; a ser santos porque Dios es santo.

El llamado es incesante y necesario: "Buscad la paz con todos y la SANTIDAD, sin la cual, nadie verá al Señor. ¡Vamos probando de una vez esta opción! Vamos preparandonos para el ambiente que se vive en el Cielo; vamos adecuando nuestras vidas para la eternidad; vamos de una vez obedeciendo al llamado de Dios; vamos añadiendole obras a nuestra fe: vamos buscando la santidad.

Dios les bendiga rica y abundantemente.

ACT

sábado, 19 de mayo de 2007

EL CASTIGO DE NUESTRA PAZ

“EL CASTIGO DE NUESTRA PAZ”

Base Bíblica: Más Él herido fue por nuestras rebeliones; molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él: y por su llaga fuimos nosotros curados.” Isaías 53:5

Para poder vivir (ya no tranquilo, ya no sin problemas, ya no sin sobresaltos, como lo que estamos viviendo justo aquí en Monterrey), el hombre necesita paz. La paz, es un elemento esencial en la vida del hombre. ¿Cuál es el efecto que producen las angustias, problemas, enfermedades, violencias, escasez, etc. en la vida del hombre?, exacto, le quitan la paz. Y vivir en esas condiciones no es precisamente vida, mucho menos la vida en abundancia que Cristo promete a sus fieles. Entonces, la Vida en abundancia que Dios promete, incluye necesariamente paz.
Dios también es un Dios de Paz, de hecho la Biblia sostiene que Su paz sobrepasa todo entendimiento, de ese tamaño es la paz de Dios. El no desea la violencia, el enojo, el castigo, etc. Por eso, “nuevas son cada mañana sus misericordias”. Pero así como quiere la paz; también quiere la Justicia; Dios aborrece la injusticia, por eso se levanta a “rescatar al pobre”, a libertar a los cautivos, a proclamar el “año agradable”. En fin, Dios es PAZ. Si Jesucristo es el Príncipe de Paz, y el Espíritu es Espíritu de Paz, Dios es Paz, así como es amor. El siempre ha tenido pensamientos de paz para con los hombres.

Bueno, el hombre necesita la paz, y fue precisamente Dios quien tomó la iniciativa. Como Él quiere la paz, y sabe que el hombre necesita la paz, dio a Su Hijo Jesucristo para que muriera en la cruz por nuestros pecados. Isaías dice: Más Él herido fue por nuestras rebeliones; molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él: y por su llaga fuimos nosotros curados.” Isaías 53:5 y hoy queremos referirnos a esa pequeña parte de esta cita, como enfoque de este sermón.
El ya pago, el ya dijo. Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da, Yo os la doy. Ahora nos toca a nosotros tomarla. Pero, no podremos tener paz:

· Mientras haya culpa. No la culpa de lo que paso antes de venir a El, sino la culpa cotidiana de fallarle siempre, constantemente. La culpa de sabernos incapaces o no merecedores su paz. Mientras haya pecado en nuestras vidas, habrá culpa, hay sentencia. La paga del pecado es muerte y no puede tener paz, quien sabe que le espera la muerte. Dice Su palabra, “Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. La paz se pone al mismo nivel de la santidad, en cuanto al ambiente que impera en el Reino. Y cuando dice “con todos”, incluye por supuesto la paz con Dios, que es uno de los resultantes de la justificación por la fe.

· Mientras haya enemistad. El también dijo, Vosotros sois mis amigos si hacéis las cosas que Yo os mando. No deja alternativa. Hay que obedecerle. Pero ¿como saber si somos amigos de Dios, si a veces no sabemos ni que desobedecemos? Mientras haya enojo, no habrá paz. Una de las cosas que Jesús logró en la cruz fue la reconciliación. Pero, si no venimos a Jesús, jamás habrá reconciliación y esto es grave, pues no habrá paz. Además, hay otro detalle, dice también El: no améis al mundo ni las cosas que están en el mundo, porque el se hace amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. La paz con Dios se establece en la obediencia.

· Mientras haya desacuerdo. Debemos ceder en todo con Dios. Aquí hay algo interesante, nadie puede confiar en su propia prudencia, por eso la Biblia dice Fíate de Jehová, no hay negociación acurda con El. Dice en otra parte Llevad todos vuestros pensamientos cautivos a los pies de Cristo.

· Mientras haya indiferencia. No hay pacto donde una de las partes permanece indiferente. Debemos manifestar una postura Queremos paz o no queremos paz. Esa es la cuestión. Nada es gratis, tenemos que tomar las acciones que sean necesarias.

· Mientras no haya intimidad. En nuestra relación con Dios, el conocimiento es indispensable. Así como en una relación de matrimonio, tengo que conocer hasta el último detalle para poder estar tranquilo. Demos mantener el dialogo para entendernos, debemos estar juntos. No puede el hombre o la mujer tener paz hasta que esta junto a su pareja a la que ama. Es lo mismo con Dios.

No hay razón para seguir sin paz, nosotros hicimos cuanto estuvo a nuestro alcance para perderla, merecemos el castigo de la violencia, de la escasez, de los problemas, de las enfermedades, de las angustias, de las depresiones, pero debemos saber: Jesús ya sufrió el castigo de nuestra paz, y consiguió que nosotros disfrutáramos Su paz, y fuéramos libres del castigo. El en cuanto a los problemas y aflicciones, dice: “Venid a mi todos los que estéis trabajados y cargados, que Yo los haré descansar”, Aleluya. Y por otro lado, en cuanto a la enfermedad, dice también en la Biblia: “Por su llaga fuimos nosotros curados, ¡Gloria a Dios!, Y en cuanto a la escasez, dice: “No os afanéis del día de mañana”, Amén.

El ya tomó la iniciativa para que nosotros tuviéramos paz: El castigo de nuestra paz, ya fue sobre Él. Por eso el saludo entre su pueblo es ¡Shalom!, o sea, la paz de Dios esté contigo. Ah, que glorioso es saber esto, ahora es necesario Buscarle, arrepentirse de los pecados, obedecerle, reconciliarse con Él, darle nuestro corazón, y tener una relación constante y profunda con Él, y si hacemos esto: disfrutemos de Su Paz. Amén.

lunes, 2 de abril de 2007

¿POR QUE ME HAS DESAMPARADO?

¿POR QUÉ ME HAS DESAMPARADO?


¿Eli, Eli, lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has desamparado? Mateo 27:46

La sentencia que habían impuesto al Dador de la vida: una muerte de cruz en medio de dos ladrones. ¿Qué?

En qué cabeza cabe: Matar a Quien es la vida; poner entre dos ladrones al Justo Juez; un juicio falso al Fiel y Verdadero; querer terminar con Alguien que se reviste de eternidad.

Y eso no fue todo:
a) Lo ubicaron en medio de dos ladrones que, además, le injuriaban.
b) Recibía injurias también de la gente. ¡si! La que antes había sanado. Y lo hacían meneando la cabeza y diciendo: ¡Si eres el Hijo de Dios, sálvate!
c) Incluso los ancianos, sacerdotes, escribas y fariseos, le escarnecían. Y le retaban: ¡A otros salvó y a sí mismo no se puede salvar!, diciendo además: “Descienda ahora de la cruz, y creeremos en Él” Incluso añadían: “Confió en Dios, líbrele ahora si le quiere” Alardeaban de su razón.
d) Desde la hora sexta, hasta la hora novena, hubo tiniebla sobre la tierra. ¿En quien apoyarse?

¡Claro! ¡Por supuesto! Era obligado el grito desgarrador, desesperado:

Padre mío, Padre mío, ¿Por qué me has desamparado?

No era un grito de duda, ni siquiera de desconfianza. Era Su humanidad brotando desde lo más profundo de su ser. Era la demostración plena del Dios encarnado sufriendo por el pecado de todo el mundo. Era una identificación plena para con los suyos, diciéndoles con su ejemplo que le era necesario padecer eso, para que todos entendieran y atendiéramos el proceso de humillación, necesario en todos para profesar su cristianismo. Para que en nadie exista ya el dejo de orgullo o altivez y dijera: ¡Yo no merezco esto!, o ¡ya no aguanto más!, o ¡yo renunció! El cumplió hasta el fin para darnos por ejemplo a nosotros.
Era necesario mostrarle a quien quiera venir en pos de Él, que hay que estar dispuestos a pasar por esto, cada quien de acuerdo a sus fuerzas al límite, con el fin de cumplir con la misión o encomienda que Él mismo nos iba a dejar.
Por algo fue que dijo: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”, pues sabía que habría momentos en que nos sentiríamos abandonados incluso por el Padre. Para que continuemos con valor hasta lograr el cometido.

Aleluya.